Fichas


Titulo:
¿Qué es el cine para jovenes?

Direccion:

Fecha:
2009
Autor:
CESAR AUGUSTO LONDOÑO RODRIGUEZ


Contenido:
Todos los jóvenes tenemos la habilidad de percibir cualquier tipo de imagen, sin embargo ignoramos que representan, que significan, es decir las entendemos, pero no las comprendemos. Esto fenómeno lo podemos definir como consumismo
El cine, o cinematografía , es la técnica que consiste en proyectar fotogramas de forma rápida y sucesiva para crear la impresión de movimiento , mostrando algún video. ( Tomado de wikipedia.) El consumo es el conjunto de procesos socio-culturales en que se realizan la apropiación y los usos de los productos.
Para poder entender desde que punto de vista los jóvenes interpretan las imágenes vistas, ya sea en cine, televisión, o en la red, es necesario hacer que la intensidad al momento de observar todas estas imágenes que nos ofrecen sea minimizada de alguna manera, esto se debe básicamente a que entre mas una persona observa una pantalla,( película, programa de tv, etc.) se crea en ella un proceso de saturación y acostumbramiento, lo cual genera cansancio visual y falta de concentración, lo cual en mi concepto es un simple consumo.
Para muchos jóvenes la película que ven en las salas es sólo parte de un ritual que incluye visitar un centro comercial, comer crispetas, y salir a conversar y a comer en algún lugar. Las personas ven lo que quieren ver, y esto queda totalmente aceptado, ya que todas las personas que reciben con agrado un programa de televisión, o una película son las encargadas de marcar una tendencia. Tomado de el cine como golosina, reflexiones sobre el consumo de los jóvenes, por Jerónimo León Rivera Betancur. No esta mal que las personas se identifiquen con eso que han visto, sin embargo el análisis que las personas hacen es totalmente simple y común, esto lo único que evidencia es la falta de creatividad al momento de dar un concepto sobre esto que ya se vio. Por esta razón las personas toman al cine como una manera de matar el tiempo, La oferta de cine está condicionada por las temáticas, las ideas y los géneros que mas se venden y por tanto resultan comercialmente viables.
 La sociedad considera que el cine es entretenimiento, El cine es cultura.



Titulo:
Cine y arte para jovenes

Dirrección:


Fecha:
Enero 17

Informacion:
Traducido y subtitulado por Andrea Valencia



El residente y artista de la Misión Ronald Chase fundó Cine y Arte de San Francisco en 1993. El programa ofrece proyecciones gratuitas de películas, visitas artísticas los sábados a galerías y museos, boletos gratuitos a eventos culturales y el Taller de Cine, un programa intensivo de cine profesional para adolescentes.



¿Cuántos proyectos parecido a este conocemos?
¿Qué podemos aprender de ellos?
¿El  cine mexicano se interesa por el tema?

  
2. El cine como factor de socialización
En una certera introducción, apunta los tres elementos que actualmente distorsionan la consideración —pacíficamente aceptada durante siglos— de la familia natural: antropología relativista, ideología de género, feminismo neomarxista; los tres elementos coinciden en negar la naturaleza humana y abolir la distinción de sexos. A continuación, analiza diez modelos de familia presentes en el cine actual: algunos, desenfocados, como las “pseudofamilias gays” (p. ej.:Philadelphia); otros, que recuperan la familia en el llamado “cine social” (Secretos y mentiras, Héctor, Niños robados); y otros que reflexionan sobre el trauma del divorcio (Infiel, Kramer contra Kramer). Tal vez lo más interesante sea la consolidación del modelo de “familia numerosa” (Doce en casa, La ganadora, Shreck III) o la proliferación de “familias fuertes”, al estilo Capra (El tigre y la nieve, Después de la boda). En todo caso, el modelo de “familia monoparental (En busca de la felicidad) constata la realidad de los cambios sociales.
Tras señalar la doble perspectiva del título (la familia en el cine: cómo se presenta en las películas; y el cine en la familia: cómo influye en sus valores y estilos de vida), se decanta por la primera opción y alude a filmes españoles centrados en esta temática, tanto en los sesenta (La gran familia, La familia y… uno más) como en el último decenio (Familia, El Bola, Solas, Mi vida sin mí). Con todo, su análisis se centra en algunas teleseries de especial relieve en los últimos años: Cuéntame, que narra la historia de una familia inmersa en los cambios sociales, culturales y políticos de la transición; Los Serrano, que refleja las nuevas situaciones que ponen en cuestión la familia natural (relaciones prematrimoniales, compromiso matrimonial “ad tempus”); Ana y los 7, que en el mundo infantil —se presenta como fábula familiar para niños— da carta de naturaleza al engaño, la promiscuidad sexual y las situaciones irregulares; Aquí no hay quien viva, que equipara moralmente y legitima socialmente todo tipo de uniones sexuales atípicas: parejas no casadas, homosexuales, separados que se arrejuntan, divorciados vueltos a casar…; Mis adorables vecinos, que centra el argumento en las rencillas de una comunidad de vecinos; y, finalmente, Paco y Veva, que desarrolla la relación de dos familias de distinta clase social con situaciones morales fuertemente permisivas.
Reflexiona sobre el “oficio” de padres (para el que rara vez nos prepara el instituto o la sociedad) y analiza qué significa educar en la situación social de nuestros días. En ese marco, valora el cine como instrumento educativo —válido tanto en el contexto familiar como en el escolar— por sus especiales capacidades para provocar la identificación de los jóvenes. En esencia, su poder de influencia reside en dos aspectos: la construcción narrativa de las historias (qué situaciones llevan a qué desenlaces) y la aportación de valores en la caracterización psicológica de los personajes. Finalmente, ofrece un modelo de “cine-forum”, una pauta a seguir para que el visionado de películas sea éticamente formativo para los jóvenes.
Este trabajo, de carácter más pedagógico que familiar, centra su reflexión en las exigencias de la “educación en valores”, aspecto en el que la familia cumple un papel primordial. Ofrece una propuesta metodológica para educar con películas, que sigue un cuidado protocolo en el despliegue de las distintas etapas con respecto al filme: planificación, ambientación, visualización, profundización y evaluación. Como ejemplo paradigmático, analiza la cinta El caso Winslow, de David Mamet, sobre el que aporta: primero, ficha técnica, críticas de los expertos y bio-filmografía del director; después, y como punto central de su exposición, los principales temas abordados en la película: la familia como principal agente de socialización; entramado de relaciones en la familia; los estilos educativos en el hogar; la justicia y sus elementos constitutivos; y el significado de la libertad, la igualdad y la solidaridad.
Su análisis parte de la especial incidencia del cine en los niños y adolescentes, debido a la doble fascinación del medio audiovisual en estos públicos: el poder cautivador de las imágenes y el poder cautivador de las historias. Para formar en valores hay que contar historias, ejemplos; por eso el libro propone un método pedagógico que ayude a padres y educadores a formar con películas. Este método incluye: un elenco de objetivos educativos, un catálogo de temas conceptuales y actitudinales, y un listado de películas de animación debidamente comentadas. Entre ellas, destacamos algunas especialmente aptas para hablar sobre determinados temas: Blanca Nieves (los roles y las funciones dentro de la familia); El Rey León (el ciclo de la vida y la obediencia en el hogar); Pocahontas (noviazgo, familia y multiculturalidad); Toy Story (los juguetes y el consumo desenfrenado); Pokémon (la comunicación y el trabajo en equipo); Dinosaurio (familia y adopción, pérdida de un ser querido); y Shreck (prejuicios, celos, autoestima y habilidades sociales).
Los autores exponen la necesidad de que los padres acepten las nuevas tecnologías de la imagen y se adelanten a ellas. A continuación, presentan tanto los aspectos negativos o peligrosos de la televisión (la adicción al medio, el engaño de la publicidad, la indefensión de jóvenes y niños, la aceptación indiscriminada de culturas nocivas y la indistinción de lo real y lo imaginario) como los positivos o ventajosos (nueva visión del mundo, información valiosa y enriquecida, integración de la familia en las nuevas tecnologías). En su análisis, terminan por proponer la iniciación de la cultura de la imagen en el seno de la familia —para evitar otras iniciaciones menos educativas y favorecedoras— y una mayor responsabilidad familiar en todo el proceso educativo de los más pequeños.
Prof. de Cine y Publicidad,Universidad de Málaga
Colaborador de Cinemanet]
Los jóvenes y sus “golosinas digitales”
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-172181-2011-07-14.html
adolescentes: 14, 15 y 16 años

https://yoaprendo.wordpress.com/2007/05/17/adolescentes-14-15-y-16-anos/


los catorce años un adolescente comienza a ser dueño de sí: feliz y seguro de sí mismo, exuberante y enérgico y de una firme fibra emocional, dispuesto siempre a satisfacer las exigencias del mundo exterior.


La influencia del cine en jóvenes y adolescentes




Cuando oímos hablar de la influencia del cine en nuestras vidas, es fácil que asome a nuestros labios un rictus de escepticismo: ¡Otra vez la visión apocalíptica de las películas! Y es cierto que se ha hablado de ello con frecuencia, pero rara vez desde una perspectiva antropológica. Lo cierto es que, que desde sus orígenes, el cine ha actuado siempre como un modelo conformador de actitudes y estilos de vida, como un espejo en el que todos nos miramos para decidir nuestros modelos y nuestras pautas de comportamiento. Por eso las películas cinematográficas influyen tan notablemente en nuestra percepción de la realidad. Veamos algunos ejemplos.
Una película como Amadeus (1984) cambió por completo la imagen cultural que de Mozart tenía el gran público; lo convirtió en un genio infantil, creador de obras sublimes y —a la vez— inmaduro y zafio hasta límites insospechados. Pero no sólo cambió su imagen, sino que convirtió a ese músico de otra época en un ídolo popular y tremendamente actual, lo que provocó una auténtica “Mozart-manía”: sus CD se vendieron por decenas de millares y llegó a ser un fenómeno cultural importante a mediados de los años ochenta.
Está también el famoso caso de Vacaciones en Roma (1953). Esta película, protagonizada por Audrey Hepburn y Gregory Peck , cambió por completo la imagen deteriorada y decadente que, durante los años cuarenta, había creado el Neorrealismo italiano en torno a la Ciudad Eterna. Las películas de Rossellini, Zavattini y Vittorio de Sica difundieron un mito de decadencia; pero bastó esta cinta de William Wyler, en 1953, para que los norteamericanos volvieran a verla como “la ciudad del amor”, el símbolo de la ilusión y del romanticismo.
Por otra parte, las películas no sólo han influido en nuestra imagen de la realidad: de un artista, de una ciudad o de un sistema docente. Las películas han modificado también, y mucho, nuestra actitud hacia productos concretos y nuestras pautas tradicionales de consumo.
Citaré tan solo algunos ejemplos especialmente memorables, todos ellos relacionados con la moda. En 1934, Clark Gable produjo un daño considerable a los fabricantes de ropa interior masculina cuando apareció sin camiseta en la película Sucedió una noche. Esa memorable escena recoge el momento en que, al llegar a un motel en una de las paradas del interminable viaje en autobús, se quitaba la camisa para así intimidar a la joven Claudette Colbert , que no estaba decidida a irse de la habitación. Que un ídolo como Gable vistiese —al menos en el cine— sin camiseta interior motivó que millones de americanos dejaran de usarla y, por tanto, de comprarla.
Habría que esperar diecisiete años para que Marlon Brando la recuperara en la película Un tranvía llamado deseo (1951). En ella, Brando aparece en buena parte del metraje con camiseta, pero ya no como prenda interior, sino como elemento básico de vestir, en sustitución de la camisa. A partir de entonces, y rebautizada como T-Shirt , se convertirá en el símbolo de la informalidad y el rechazo de lo establecido, gracias al personaje interpretado por dicho actor.
Por último, tal vez el caso más famoso de modificación de hábitos de consumo —y seguimos en el sector de la moda— la propició James Dean en la película Rebelde sin causa (1955). En buena parte de las secuencias, su indumentaria básica es una cazadora: una prenda concebida —como su nombre indica— para las monterías y situaciones de caza. Pero la constante asociación del actor con esa prenda concreta, motivó la adhesión de los jóvenes a esa pieza y convirtió a la cazadora en todo un símbolo de la rebeldía juvenil (1)
En el primer capítulo vimos algunos ejemplos relevantes de cómo una película cambia pautas de comportamiento, de consumo o de percepción de la realidad. Vamos a ahondar ahora en las razones de esa influencia en los valores y en las pautas de conducta.
El punto de partida es que el cine es hoy —lo ha sido casi desde su nacimiento— el medio de educación informal más poderoso que tenemos. Ya en 1917, durante la época del cine mudo, el Consejo Nacional de Moral Pública del Reino Unido publicaba un informe titulado El cine: situación actual y posibilidades futuras, en el que se decía: “Puede dudarse si somos lo suficientemente conscientes de la fuerza y consistencia con que las salas de exhibición cinematográfica han atrapado a las gentes de este país. El resto de otras formas recreativas atraen como mucho a una pequeña parte de la comunidad; el magnetismo del cine, en cambio, es universal. En el transcurso de nuestra investigación hemos quedado impresionados por la evidencia, traída ante nuestros ojos, de la profunda influencia que el cine ejerce sobre el punto de vista intelectual y moral de millones de jóvenes” (2).
Quizás esta afirmación pueda ser juzgada de catastrofista, pero lo cierto es que ha sido proclamada y defendida con periódica insistencia por diversos teóricos del Séptimo Arte.  En la actualidad, ese juicio podría resultar aún más justificado por la creciente indiferencia respecto de los valores que se observa en la educación escolar y familiar. Como señalan Blumer y Hauser: “la influencia del cine parece ser proporcional a la debilidad de la familia, la escuela, la Iglesia y el vecindario. Allí donde las instituciones que tradicionalmente han transmitido actitudes sociales y formas de conducta han quebrado (…), el cine asume una importancia mayor como fuente de ideas y de pautas para la vida” (3).
 Ante esta crisis en la educación y en los valores, el cine adquiere cada vez más protagonismo como instancia educativa de los jóvenes: él es el que dice a los jóvenes cómo deben comportarse y actuar, cuáles deben ser las relaciones familiares y de pareja, dónde está el bien y el mal, en qué consisten la felicidad y el fracaso personal. Una película como Titanic, que fue vista en los cines por 10’8 millones de espectadores en nuestro país (uno de cada cuatro españoles), ha influido sobre la consideración del noviazgo, el compromiso y las relaciones prematrimoniales más que todas las explicaciones en el aula sobre estas materias.
Y es que, en el fondo, subyace el problema de la autoridad en la educación. Ante la indiferencia o la desorientación de los mayores, los jóvenes otorgan actualmente más autoridad espistemológica (conocimiento de la realidad) y más autoridad deontológica (cómo debería ser la realidad) a las películas que a las clases de ética y de moral en la escuela, a las conversaciones orientadoras con sus padres y hermanos, y hasta la evidencia de su vida familiar experimentada durante años. Un afamado productor europeo, David Puttnam, reconocía abiertamente: “Soy consciente de que la mayor influencia cultural y social que tuve fue el cine. (…)  Toda mi base ética se formó no en casa o en la iglesia, sino a través de las películas americanas de los años cincuenta. El despertar de un conjunto de creencias éticas con las que afrontar la vida, vino, en mi caso, del cine” (4).

Esta perspectiva adquiere su justa proporción (más bien habría que hablar de “desproporción”) cuando advertimos el alcance —audiencias millonarias— que han logrado algunas películas demoledoras o, cuando menos, disolventes en lo que se refiere a la imagen de la familia. Filmes como La naranja mecánica, Instinto básico American Beauty han superado en los cines de nuestro país los cuatro millones de espectadores: es decir, la han visto uno de cada diez españoles. Y en la mayor parte de los casos quienes las veían no eran conscientes de la amargura, cinismo y revisión crítica de la institución familiar que esas cintas les habían dejado.
Esta perspectiva sociológica, que afirma la consolidación de un marco referencial común a través del cine, es la principal influencia de las películas en la sociedad. Cuando Andrew Tudor estudia las funciones del cine como institución social, señala explícitamente la función de socialización, que consiste en la consolidación de una cultura uniforme, socialmente compartida, homogeneizada en unos pocos valores (los políticamente correctos) que aluden a una moral relativista y hedonista. En ese marco, cualquier discurso —pronunciado en el aula o en la familia— que abogue por la disciplina, el sacrificio o la exigencia personal será rechazado por los destinatarios, que han sido previamente “educados” en otra moral y en otra visión de la felicidad: la que a diario asimilan en las películas y teleseries.



3. El cine como factor de legitimación
  
Hoy en día, el cine ha legitimado conductas y percepciones de la realidad que antaño provocaban el rechazo o la discrepancia de la mayoría de la población. Sin embargo, hoy en día esas cuestiones se aceptan como inevitables, o incluso como “tal vez correctas”, por la carta de legitimidad que las películas le han otorgado. Entre otros aspectos que el cine ha contribuido a legitimar, podrían señalarse éstos que afectan directamente a la familia:
      — La homosexualidad, en cintas como Brokeback Monutain, Philadelphia, Las horas o La boda de mi mejor amigo.
      — La convivencia durante el noviazgo: en teleseries de audiencia juvenil, como Compañeros y Al salir de clase, o en otras muchas teleseries: Aquí no hay quien viva, Los Serrano, etc.
      — La ruptura familiar —incuso el adulterio— como liberación personal. Entre otros filmes, cabe citar Memorias de África o Los puentes de Madison.
      — La eutanasia, con la promoción alborotada de películas ideológicamente orientadas, como Million Dollar Baby oMar adentro.
Ciertamente, el cine ha sido siempre una “fábrica de sueños”. En ellos nos proyectamos y tratamos de configurar nuestras identidades. Por eso, porque son punto de referencia para nosotros mismos, el cine ha sido también comparado a un gran espejo en el que nos miramos y buscamos nuestro verdadero rostro. Lo que esa imagen autoriza a pensar o a actuar, será asumido por nosotros como algo legítimo, validado y plenamente aceptable en nuestra vida.

4. La “transferencia de personalidad” en las películas

Al empezar a ver una película, el espectador busca inconscientemente con qué personaje ha de identificarse: desea verla desde un punto de v ista, vivirla desde alguno de los personajes, y esto le lleva a un proceso de empatía –normalmente, con el protagonista- que es conocido en la industria cinematográfica como  “transferencia de imagen o de personalidad”. Este proceso se alcanza cuando el espectador se pone en lugar del personaje, asume sus ideales y empatiza con sus emociones.
Cuando se da la identificación —cosa que no ocurre siempre, pero con mucha más frecuencia en los jóvenes y en los adolescentes— el espectador tiende a reducir las diferencias de actitud y de convicción porque desea parecerse lo más posible a él. Si el personaje siente rechazo al compromiso matrimonial, él lo sentirá también; y si aprueba las relaciones durante el noviazgo, el espectador lo aprobará también emocionalmente, aunque sus convicciones vayan por un camino totalmente distinto. El deseo de identificación suscitado por la trama se logra minimizando toda posible disonancia, de ahí la implícita aceptación emocional de los planteamientos del protagonista, aunque sean claramente opuestos a sus convicciones.
Ciertamente, el cine puede tener sus peligros, pero puede también inspirar, aportar valores y provocar esa transferencia de personalidad en una dirección enriquecedora y positiva.
7. Bibliografía comentada sobre “Cine y familia”
Como complemento a esta exposición, querría reseñar aquí una serie de trabajos que han analizado en profundidad las relaciones entre familia y cine: tanto la influencia de las películas en la familia como el tratamiento de la institución familia en los filmes más emblemáticos. Junto a la referencia bibliográfica, se incluye un breve comentario acerca de su contenido.
      1. MARTIN, Jerónimo José. “Modelos de familia en el cine contemporáneo”, Carthaginensia: Revista de estudios e investigación, ISSN 0213-4381, Vol. 23, Nº 44, 2º Semestre 2007, pp. 431-443.
2. HUERTA FLORIANO, Miguel Ángel. “La visión de la familia en el cine español (1994-1999): análisis fílmico”, Familia: Revista de ciencias y orientación familiar, ISSN 1130-8893, Nº 30, Enero 2005, pp. 55-71.
3. WATT, Ninfa. “La familia en el cine español”, en: TEJERINA, Gonzalo (coord). La familia: problema y promesa, Universidad Pontificia de Salamanca, ISBN 84-7299-671-9, 2005, pp. 129-140.
4. ALMACELLAS, Mª Ángeles. “El cine como instrumento educativo en el ámbito de la familia y en el de la escuela”, Educadores: Revista de renovación pedagógica, ISSN 0013-1113, Nº 211, 2004 , pp. 327-339.
5. CARRERA, Mª V. y PEREIRA, Mª C. “El caso Winslow: Familia y transmisión de valores. Una propuesta de intervención pedagógica con el cine”. En: VARIOS AUTORES. Enseñar a ver, aprender a ser. Nuevas experiencias de educación para la salud a través del cine, Zaragoza, Gobierno de Aragón, ISBN: 84 96223-96-5, 2005, pp. 237-265.
6. PEREIRA, Carmen. Los valores del cine de animación. Propuestas pedagógicas para padres y educadores, PPU, Barcelona 2005.
7. MARTÍNEZ, Enrique y PERALTA, Ilda. “La educación para el consumo de la televisión en la familia”, Comunicar, nº 7, 1996, pp. 60-68.
NOTAS:

Autor: Alfonso Méndiz
Idioma: Español



“Viven hiperconectados. Oyen la radio mientras estudian en un libro con la tele prendida, jugando a la play, hablando por el celular, chateando y comiendo pizza. Eligen el acceso hipertextual en lugar de la narrativa lineal. Funcionan mejor en red, aprecian la gratificación constante que los incita a desafíos crecientes”: son los “nativos digitales”, a los que el autor se dedica en este ensayo.
Hoy en día, los adolescentes se definen más como usuarios y como autores que como aprendices. Se caracterizan por las operaciones que pueden llegar a hacer con el flujo de información que reciben, más bien que por el sentido que les encuentran a los textos que se les ofrecen. Transformados en autores, las pibas y los pibes no interpretan textos, no leen ni descifran, no incorporan algo que en el futuro puede llegar a servirles; sólo operan, generan estrategias operativas –muchas veces extremadamente barrocas y complejas– para que la marea de información se les vuelva habitable.
Así, en contraste con los jóvenes de generaciones anteriores, la actual es la primera generación que, para lograr su independencia, cuenta con la dependencia de las nuevas tecnologías. El holandés Jeroen Boschma (Generación Einstein, ed. Melusina) e Inez Groen han propuesto la categoría de “generación Einstein” para aludir a quienes nacieron a partir de 1988. Estos autores esgrimen sobrados argumentos para fundamentar el respeto y la admiración que les despiertan los jóvenes contemporáneos: pibes que conocen como nadie las reglas del marketing, que leen la prensa como periodistas, que miran películas como semiólogos, que analizan anuncios como verdaderos publicistas, que siguen sin dificultad alguna la complejidad de Doctor House y de Lost. Son jóvenes que se despliegan en un universo simbólico donde sus padres y los adultos que los rodean –“inmigrantes digitales”– no entran más que para balbucear torpemente. Más rápidos, más inteligentes, más sociables, se mueven como pez en el agua en el ciberespacio sin pedir permiso a los mayores.

Fecha de la pagina:  Jueves, 14 de julio de 2011
Autor:    Por Juan Carlos Volnovich
Idioma:   Español



14 AÑOS 
Lo lógico sería suponer que estas excelentes y promisorias cualidades han de intensificarse y hacerse más amplias en el curso del año siguiente. Pero las cosas no suceden de este modo, porque el desarrollo, como ya se dijo, obedece a una lógica distinta.
En esta edad se suelen establecer los comportamientos más específicos de la adolescencia, donde el joven:
· Lucha con su sentido de identidad,
· Se siente extraño o abochornado consigo mismo o con su cuerpo,
· Se enfoca en sí mismo, alternando entre altas expectativas y un pobre concepto propio,
· Lo influencian los amigos en su modo de vestir e intereses,
· Su humor es cambiante,
· Mejora su habilidad del uso del lenguaje y su forma de expresarse,
· Tiene menos demostraciones de afecto hacia los padres; ocasionalmente se pone grosero,
· Se queja de que los padres interfieren con su independencia, y
· Tiene la tendencia a regresar al comportamiento infantil, particularmente cuando está bajo mucho estrés.
Fecha: 17 de mayo 2007
Autor:
Idioma: Español


Es importante tener una noción de lo que son las películas infantiles y su diferencia con las películas teen para no confundir generos.

Películas Infantiles:
Desde la pre adolescencia los chicos empiezan a despreciar las películas infantiles. Los varones son más reacios que las niñitas a la hora de aceptar que algunas películas para “niños” les parecen entretenidas. Sin embargo, hay algunas infaltables que le sacarán sonrisas hasta al más complicado.

§  Harry Potter: El mago más querido por los niños y adolescentes. La saga de 7 películas inspiradas en los libros de J.K. Rowling es un entretenido material para que los más pequeños del hogar se entretengan en estos días de calor.
§  Las crónicas de Narnia: Disney llevó a la pantalla la historia de los libros del escritor anglo-irlandés C.S. Lewis. Al igual que en la saga anterior, los creadores entendieron que los adolescentes de hoy en día exigen acción y emoción a la hora de elegir un filme. Es por ello que cada nueva adaptación es un poco más oscura y dramática que su precedente.
§  Enredados: Uno de los últimos estrenos de la casa estadounidense, convierte a las historias de princesas en una entretenida parodia de los clásicos del cine infantil. Una película divertida y con buena música que saca más de una risa.
§  Río: Cuenta la aventura de un guacamayo azul domesticado que viaja a Río con su dueña. Es en el país de la zamba donde esta pequeña y divertida avecita, que no sabe volar, aprenderá más de una lección, incluso encontrará el amor.

Clásicos del humor y superhéroes
El humor nunca puede faltar. Unas buenas vacaciones son sinónimo de risas y para eso Hollywood es una excelente compañía.
§  Charles Chaplin: Las películas de este maestro del cine hoy en día no son tan conocidas por los niños y adolescentes. Su genialidad y simpleza hace que sean imperdibles para cualquier generación y el verano es un momento ideal para que los más pequeños disfruten con estos clásicos del cine.
§  SpidermanDe las historietas de Marvel esta es una de las favoritas del público juvenil. La cercanía del protagonista, Peter Parker, y la frescura de la historia la hacen merecedora de una gran fidelidad de sus espectadores; tanto así que este año saldrá una nueva versión, esta vez protagonizada por un Peter Parker adolescente.
§  Star Wars: Un clásico de los clásicos. Este ícono de la ciencia ficción, sin lugar a dudas capta la atención de cualquiera que la vea. Es probable que las más actuales conecten mejor con los adolescentes.


Películas Teen / Teen Movies:
La industria del cine ha hecho una innumerable cantidad de películas destinadas al público adolescente. Historias de ficción, o comedias románticas son las preferidas de los productores para captar la audiencia de este exigente público.
§  Saga Crepúsculo: Crepúsculo se ha convertido en un ícono de este nuevo siglo -si de películas para adolescentes hablamos-. Sus protagonistas han cautivado el corazón de miles de teenagers, razón de sobra para que los empresarios del séptimo arte la hayan convertido en una saga.
§  Sydney White: Este film cuenta la historia de una jovencita que ingresa a la universidad. Hija de un viudo albañil, la independiente protagonista enfrenta sola los desafíos de esta nueva etapa. Amor, comedia y algunos valores se pueden rescatar de esta película pensada principalmente para público femenino.
§  Chicas Malas: Otra comedia romántica en la que los protagonistas, al igual que en cientos de otras películas, tienen peleas de popularidad en el colegio. Una revisión al clásico populares v/s nerds, ahora con protagonistas algo más “roqueros”
§  Juno: Juno es la historia de una chica de 16 años que queda embarazada. En ella se tocan temas de sexualidad responsable, relaciones familiares y vida adolescente de una manera actual, emotiva y directa. Una película con contenido que puede ser vista en compañía de adultos responsables.
Estas son sólo algunas ideas para entretenerse en casa. Las listas de películas pueden ser interminables. Es solo cuestión de pensar en un género determinado y adentrarse en la búsqueda y elegir la que más guste.

Ficha:

Guioteca ¿Qué quieres saber?
Cine teen, películas para adolescentes
Películas separadas por infantiles y teen.
2011
Campos, Paula.
Español.
Se nos presenta una leve comparación y diferenciación de lo que es el cine infantil y el teen

No hay comentarios:

Publicar un comentario